EMPEÑO Y LIBERTAD

Un libro lleno de sugestión. Paralelismos con la desesperación y las ganas de vivir.
Un entramado de poesías repletas de planteamientos sobre la intención de la mente sobre el paso del tiempo.

Poesías con carácter y suavidad esencial que cuentan cómo sobrevivir de la manera más violenta y al mismo tiempo tierna.
Despojos del libre pensamiento, preocupaciones y demencia, soledad y oscuridad, presencia y cordura arraigada a las armas de la resistencia del alma.


Santander 2016







Amenazando con temor

Rayos eléctricos cortan mis venas.
Puntos de sutura atarán mi corazón.
Llantos de libertad
para aquellos que siempre rieron.
Llantos de dolor
para aquellos que siempre lloraron.
Periódicos y noticias.
Muertes aceleradas.
Estación de tren vacía.
Animales de tres metros,
prehistóricos.
Cuevas que se derrumban.
Seres frágiles.
Hombres de honor.
Caleidoscópicos
de tierra adentro
cual flor silvestre
donde mama la abeja,
que quiebra su polen,
y se convierte en planta carnívora
amenazando con temor
a aquellos que están perdidos,
y asesinando a aquellos
que se encontraron una vez
y murieron en el intento.



Cadena casi perpétua

Una abominación.
Un sitio donde nadie duerme.
Palabras asesinas.
Indómita lucha.
Indómita libertad.
Bazofia de gusanos blancos.
Deseo.
Drogas.
Peleas.
Muerte.
Vida,
ascenso espiritual.

La celda repleta de heces i orines
a modo de colchón.
Torturas.
Sexo atroz.
Cadena perpetua,
para algunos perpetua…
Para otros la libertad
en la jaula de oro.

Diamantes certeros.
Árbol fugaz.
Cocaína refinada
de la Colombia maldita.
Jauría de lobos.
Dólares a modo
de cortina de humo.
Manantial de orgasmos caballistas.
Cábala de la inmundicia.
Retoño deforme
por la bebida
matinal de vómito.
Separatista e intrusa calma…
Dios no existe
para nadie.



Cantando en silencio

Se acuesta impotente
por haber sido violado.
Violado por sus hermanos,
ni la poesía más vulgar,
suertuda y enclenque
salvará su pellejo.
Él canta en silencio,
sus benefactores
abandonaron ya el yate,
y con victoria,
caen en el fondo del mar
y son devorados
por los tiburones,
ahogándose entre mentiras.

Libertad del bando equivocado,
libertad indómita ya sepultada
por el ser que nació
después de muerto,
siguiendo las estrellas,
y mojando su cabello
en aguas del pantano,
del embustero más perro,
el más perro de los perros,
que ya aburrido y condescendiente,
cansado y gordo,
espantadizo e impertinente
por el asco que da
su sociedad,
cuando gastó de más,

muere.


Corriendo sin pensar

Receloso
me levanto una mañana,
Pensando
que no tengo que hacer
nada que no me guste.
Oigo un grito del vecino;
Han visto que se ahorcó el gato.
El mal lo atrapó en un segundo,
y el bien hizo el resto.
Mamá se preocupa.
Papá se asusta.
El pequeño Peter
se hunde,
y la joven Margaret hornea al gato
con patatitas,
Tomates y pimientos.

Acaba pues, siendo alimento
para los supervivientes
de una guerra.
La guerra del capitalismo feroz.
Capitalismo atroz.
Atroz sistema de perdedores aburridos.
De encimeras solitarias.
De voces envidiosas.
De perpetua moda callejera
en el burdel de los sueños húmedos.
Sueños curtidos de siesta
a las siete y media de la tarde.
Ya se acabó la ducha fría.
Ahora masaje de pies.


Corrosión en Miami

Poderes en un barco de vela
que surca los mares.
A unas cuantas millas náuticas
está nuestro destino.
Dentro de nosotros
no buscamos,
Pero allí está todo.
                                -¿Sencillo, eh?
El mar la libertad.
El barco la consciencia.
Las millas el camino.

Tu anatomía servil
no te servirá para nada.
Ni tus lágrimas de cocodrilo
por tu secuestro senil.
Muerte al traidor.
Vida al conquistador.
Pérdidas de oído.
Pérdidas de orina.
Cerebro gastado.
Hongos y arañas.
Hojas secas.
Escorpiones que pican
en la herida ya envenenada
cual sociedad futurista.
Cual sendero de traición.


Cual lengua de víbora

La cúpula cubre el planeta.
Una niebla transparente y humeante
endereza los árboles,
los ríos y las montañas.
Un campesino mata bichos
con chocolate caliente.
Saldrán dulces y carnosos
los insectos,
cual lengua de víbora,
que venenosa
deriva a agudos plaguicidas y pesares.

Se desintegrara la voz del tiempo.
Como los vientos atormentados
que no tienen fin ni principio.
Ni dirección ni espera.
Ni sendero ni abismo.


Dulce melodía

Una dulce melodía
que se me hace amarga.
Un peso muerto que llevar.
Una dicha maldita
por ser el mejor.
Libertad encontrada en un pozo,
el pozo de los deseos.
Arcoíris donde al final
no hay fortuna.
Noches en vela pasando frio.
Mañanas paranoides
pasando sudores
por el calor sofocante
y enfermizo del ayer.

Me pregunto
si la fragilidad
de la libertina pose
de mi alma
sirve de algo
frente las violaciones mentales
que ejercen algunos…
Fuego de cadáveres,
exquisitos.

Humo azul y negro
se adhiere al árbol
por su raíz
que cava sin cesar
el suelo perecedero,
como un ataque atómico.
Carbón y papel
arden por la salud
de la calavera pensante,
cual incendio en la casa
del buen pastor.
Así desaparece y se hunde
en el mar de las tinieblas,
hasta que otro lo descubra
y ose descifrarlo.


El bullicio

Bullicio de gente.
Personas sanas
como una lechuga
recién lavada,
piensan a lo grande,
sin prejuicios.
El meteorito caerá
rompiendo la atmósfera
con su fuego y tormento,
no habrá otro igual,
pero la piedra que lleva consigo
es ya existente en todo el espacio.

El bullicio,
gente clara,
almas simpáticas,
empáticas,
apáticas,
reservas de energía,
energía vital,
personas sanas
pero cansadas
de ser esclavas
y que necesitan sublevarse,
sublevarse cual acción repentina
de asedio al castillo,
con lava de volcán,
volcán que despierta
y piensa…
Hoy puede ser un gran día.


El cuerpo de Brasil

Ese cuerpo.
Ese mentir indecente.
Verdad impuesta
por el canon de la ignorancia.
Palabras quebradas
en cada golpe de voz,
tormenta de libertad
con rayos y piedras pesadas
que rompen en el cráneo
todo hilo de esperanza,
el cuerpo de Brasil,
prostíbulo que machaca la vida
porque ese cuerpo
ni lo he visto
ni nadie lo verá.
Buitres destemplados
por la frialdad
de la carne fácil,
y por la caliente violencia
que absorbe la belleza
el cuerpo de Brasil.
Indómito.
Pobre y poderoso.
Poderoso y dócil.
Dócil con una serenidad salvaje.


El desierto galáctico

Las naves atraviesan
el desierto galáctico.
Penetrarán en la atmósfera liquida
del planeta sin nombre.
La espera habrá culminado…
Viaje tras viaje,
viajes infinitos
de estación en estación.
De estrella en estrella,
el desierto galáctico
rompe el esquema.
Rompe los mapas.
Destierra a los capitanes,
capitanes del magma
cual volcán
que un día ascenderá su pulso,
destruyendo ciudades.
Ya con las ciudades,
nuevos planetas sin descubrir…
Estados químicos,
Alquimia en puro estado,
Amanita muscaria,
Substancia psicotrópica,
Mantel sucio de vomito,
Libertad…
Porque… puede que no llevemos
cadenas en los pies,
pero… ¿somos libres?


El pastor y las ovejas… y el lobo

En el agujero.
Asando una perdiz.
Se asegura el pastor
que las ovejas no tiemblen
al esperar al lobo asesino.
Lobo sangriento.
Un lobo capaz de matar
por culpa del sonido repetido
cual eco en boca de la piel lanuda.
El lobo enseñara la libertad
a las niñas astutas,
rumiantes,
escurridizas,
miedosas,
que van de excursión.

El tragaldabas
se quedara solo.
Engordando,
como el lobo
que también matará al pastor
de un ataque brutal.
Directo al pescuezo.
Mortal momento.
Ágil despedida.
Doloroso y fútil descaro
para el fin de ese individuo.


El terror del algodón de azúcar

Despierto rodeado de anfibios,
tritones y salamandras…
Serpientes que han mudado de piel.
Cabezones que se han hecho ranas.
Semillas que serán árboles.
Árboles que serán fruto.
Fruto que será semilla
y semilla que será
pisto de pájaro.

Transgredir sin dudar.
Traje sepulturero.
Capa de héroe maldito.
Cambio en juego.
Redirigir el final.
Punto de partida, pues…
Cada fin es el principio.
Pero el terror asoma.
Lo que pasará es temido
cual algodón de azúcar
para la muela rota,
podrida de tanto dulzor.
Empalagoso destino.
Mejor terror.
Mejor hacer sin conocer.
Que no hacer y saber.


En jabón de manos

Una mente fuera de sí.
Una perpetua descontrolada verdad.
Un pálpito de estéril fuerza.
Una muchacha que me mira,
y yo le respondo con soledad.
Saco una cerveza.
Y otra para mí.
Ella está ansiosa
del fervor amatorio…
Mi cuerpo desbocado hierve
y mi corazón
se deshace convirtiéndose
en jabón de manos.
jabón de almendras,
almendras cual dátil en la boca,
dulce en las manos,
como erótico al tacto,
aroma imaginario.
Si obstante en caricia corpórea,
alma fiera,
reposo solemne
cual piar del polluelo
que en el nido cae de lo alto
y aprende a volar,
ella de día duerme,
y de noche vive
y vuela también.
Rodeando mi templanza,
mis huesos y carne,
mi lengua y mis labios.


Fantasmas del pasado

Vienen a mí los fantasmas del pasado.
Causan dolor por lo que fui.
Oigo los gritos nauseabundos
y el charco de agua podrida.
Los fantasmas se agarran fuerte
a mi alma
pero no sirve de nada.
Tengo que eliminar
todo cuanto he sido.
Al menos la porquería,
porque lo bueno prevalece.

Venceré a esos bastardos
desintegrándolos por fin.
Así seré libre entonces.
Así podré dormir y respirar en paz.
Ellos no son nada,
sólo una ilusión.
Porque están hechos de miedos.
Malos recuerdos y mentiras.
Venceré a esos fantasmas del pasado,
y así viviré en paz.
La paz que encontraré
me hará libre otra vez.
Libre.


Fuera del pozo

Aguas de remolinos.
Malos tragos.
Nariz que silva
y esnifa substancias opiáceas.
Sombras que persiguen
al hombre recto.
Dinero que cae del cielo.
Motores de fuego.
Fruta amarga.
Heladas praderas.

El omnipresente dios
que asiste a tal espectáculo,
no está bien de la cabeza.
No perdona ni una.
Él cae como un desecho podrido.
La caléndula emigrante yace perdida
y el destino la pondrá en su lugar.

Mentes absueltas de poder.
Lagrimas que pesan.
Cuerpos inmaculados.
Almas amenazadas de tortura
que contrarias al gozo,
pecan de estupidez general.
La libertad encontrada
fuera del pozo,
queda impregnada
en llamas cándidas,
mojada por aceite de oliva
y nubes de azúcar,
perpetuando así
el carisma del descendiente. 
Del descendiente suicida.


Humo que intoxica

El humo de la guerra.
Falta de libertad.
El humo de la mente piadosa,
mente cauta.
Corazón dormido.
Guarra guerra.
Guerra atómica.
Almas que ennoblecen
cual vino en barrica.
Espantapájaros
que endeudan su casa.
Aposentos a rebosar
de rameras tuberculosas
que mueren por cobrar barato.
Premios de permisos
para echar el guante
al diamante más grande.
Ladrones de medallas.
Feos y guapos
encerrados en la misma habitación
vallada a cal y canto.
Cuentos de hadas
con el príncipe que mata
y viola a la dama en apuros…
Y con el dragón
se matan a pajas
y a cañas en el bar,
con curas y monjas,
que dicen dar caridad
solos como estatuas de cobre.
Marfil hecho collares.
Piruletas de mierda.
Alcobas repletas de gusanos
que alimentan al futuro dios
de la humanidad,
el niño de la mala semilla,
semilla salida a presión
por el culo
del pájaro carpintero.


Ideal tarde en verano

Ideal tarde en verano
repleta de bondad.
Cuerpos calientes caen
en la arena fina,
la arena del circo de la locura,
suave compostura
que desvela la imaginaria medusa,
que con los tentáculos
abraza al pájaro emigrante.
Pájaro que buscando libertad,
sirve al hombre de aperitivo,
aperitivo anímico,
aperitivo del sano juicio.

Seres puros caen en la jungla.
Jungla repleta de frutos anónimos
que alimentan al espíritu libre,
libre de culpa
no perseguido por su pasado,
sino alabado por su presente.
Presente fugaz pero benevolente
al descuido inerte.

Cálculo de números decimales.
Precisa ciencia antigua.
Antigua como el amor,
que un día se cebó en la existencia
cual piedra en el zapato
que cortante,
hace la herida sangrante
de la prisión del deseo.
Deseo prisionero.
Detallista
y conflictivo que concede
al loco la duda de él mismo.


La colmena

La abeja ladra.
La periferia arde en conflicto.
reventando la casa de plástico.
Cuidado el emblema
de que nada importa.
Propaganda nefasta.
Nada es lo que parece.
Todo es existente
porque todo existe…
Y la nada
muerta en vida.
Pero viva en desarrollo
que grita sin voz.
¿O es que es tanta
y tan poca la frecuencia,
que no se percibe, pues?
Se fue la luz.
Se fue la luz.
Como la colmena.
Seres superiores.
Seres inferiores.
Dónde estamos no lo sé.
Quienes somos tampoco.
Solo que nada es todo.


La creencia

Nadie impide ceder
a las expectativas.
Caer en redondo.
Caer desplomado.
Al mando de los buitres.
Somos polvo.
Somos libertad de engaños.
Somos creencias impuras.
Somos acciones de una pureza atroz,
como la anguila nada en el rio
y da su electricidad,
la misma que la de los hombres libres.


La pepita de oro

En el mirador.
Expectante y silencioso.
Riego la planta
que me vio morir
de libertad.
Estrecha cual pasadizo medieval
y túnel sin luz.
Se demora al darme la razón.
Ardiente cual demencia juvenil
y oscura cual vagina temprana.
Fruto de soñadores
cual pepita de oro
que es encontrada
en el frio invierno.
En la mina por recios pescadores,
hábiles cual ardilla
que atrapa la bellota.
Cual enano saltarín.
Cual oso con la miel.
Cual arbusto
de frutos venenosos.
Cual fantasma atrapado
en la casa encantada
que libre, permanece allí
creyendo que sigue en vida.


Lágrimas de pérdida

Subo por una planta trepadora.
Destellos de luz tenue me cubren
como una rosa por sus pétalos.
Una imagen de placer indómito,
caliente y súbita,
espera mi dicha.
Conseguiré dejar la droga
que me imputa,
convirtiéndola en magia,
espiritualidad y gozo.
La droga es el conflicto.
Conflicto de amplias miras…
Puertas corredizas
con las que choco,
una calle con obras,
un barrio destruido
por el fuego,
lágrimas de pérdida
y risas de libertad.
Pérdida pero encuentros
de emoción austera.
Planas miserias,
conocimiento fiel,
auto compasión
de conflicto hecho muecas,
divinidad de atroces muertes,
un insalubre despertar.
Un final condescendiente.
La droga es el conflicto.
Conflicto pudoroso.
Lágrimas de pérdida.
Risas de libertad
por ganar al pico de jaco
de la mente impura.
Impura y lejos de todo.


Libertad porque si
                                                    
Libertad sin reproches.
Una flecha me mató.
Atravesó mis pulmones.
Y así dejé de respirar.
Una bala disparé.
Y me ahorcaron por ello.

Diciendo mi última palabra.
Comiendo mi último plato.
Recibiendo mi último deseo.
El foso de los caimanes
sube de nivel.
Allí cayeron muchos esclavos
muertos de miedo.
Sin nada más que un taparrabos…
El rey obtenía con ese grado de maldad
su libertad porque sí.
Traidor de ángeles.
Ser de la resistencia.
Resistencia violenta.
Anti todo.


Pared con pared

De la nada
hemos construido todo.
Antes sólo ríos y mares.
Ahora ciudades,
continentes devastados.
Muerte por guerras.
Mares contaminados.
Animales que se extinguieron.
Madres que pierden a sus hijos.
Ciencias malditas.
Religiones asesinas.
Golpes de estado.
Regímenes de amarga libertad.
Dictados de paz,
cual constitución
que surge de pared con pared.
Pared maestra
cual edificación putrefacta y falsa.
Ahora el cielo gris.
Muertes tras vidas
compradas
por alcohol.
Cocaína y tabaco.
Maldición por maldición.
Montañas de basura
en las que infantiles menores
juegan al escondite
Y nunca se reencuentran.
Y el juego se convierte
en pena sin gloria.


Plantación de figuras vivientes

El ser se confunde.
Pierde la fascinación
por todo lo que le rodea.
Él se cree sabio
e intocable.
Cual cocodrilo en un pantano.
Cual tigre en la jungla.
El ser se desintegra
con sus juegos
de realidades paralelas.
Cual plantación
de figuras vivientes
que derrochan su riqueza,
para servir al defensor
de los infiernos.
Figuras vivientes.
Todo cuanto rodea a aquel descubridor
es sin duda un decorado.
Vivo si…
Pero la muerte no vale
un billete verde.
Ni la mismísima Pangea,
que antes de ser continente de continentes,
era una sola servidora.
Servidora.
Plantación fértil.
Plantación de figuras vivientes.


Quitando y poniendo

Me quito de en medio.
Cual viejo muerto.
El perro huele mi pantalón
repleto de excremento y mugre.
Choco contra un arpegio
de turbulencias
hacia mi mente dolida,
por la falta de complicidad.
Haré mi vida como sé
que debo hacer.
Lucharé por mi libertad
y mi empeño.
Por mi dolor, mi gloria y mi destino.
Las princesas se apartarán
cual golondrina que vuela.
Los príncipes se harán caníbales
y asesinaran a quien sea.
Los reyes y dioses
serán jugadores de cartas.
Las reinas y diosas
serán rameras come-pasteles.
Mueca tras mueca
dejé la trampa aparcada
para que se muriera de sed.
Despistarla y engañarla
es cuanto he hecho.
Así que desaparece y huye…
Porque…somos nadie.
Nadie.


Revienta almas

Cúspides heladas.
Hierba frágil.
Montañas quemadas
por el fuego del odio.
La ventaja de ser un no muerto.
Ignorancia proscrita.
Escándalo nudista.
Foros antiguos.
La libertad se compra
cual botella de vino
con ramillete de café.

Se beba dulce o cítrico,
la bestia matará al que ose
entrar en la cueva.
Le arrancará sus piernas.
Magullará su cara.
Reventará sus intestinos.
Lamerá su sangre
del suelo resbaladizo
y succionará sus ojos,
y devorará su cerebro.
Así encontrará su pasado,
presente y futuro
en la más fuerte astucia.

Al deprimido
Abandonará sin dejar rastro,
porque en él está su indecencia,
practicando su perdición
en el laboratorio del pobre ser.
Buscador de tesoros equívocos,
y así encontrara la falta de paz
que alterara su insano juicio.
Templando su vaga entrega
a los dioses.


Sombras de Thai

Las sombras
persiguen al hombre.
Solos los cerebros,
impugnan la corrosiva pérdida
de memoria.
Las sombras,
inundadas de preocupaciones,
reinventan sueño tras sueño,
palabra tras palabra,
momento tras momento.
Es el momento de fragilidad
el que rompe el hielo
para descubrir
quien es quien.
Sombras de thai,
sombras honoríficas,
sombras de perfección
y de amable percepción
cual lluvia de gris somnolencia,
lluvia de diamantes
por cada corazón
de tinieblas,
como el planeta que gira
y se convierte en templo
de templarios,
cruzada de la verdad
en nombre del conquistador
de sombras…
Sólo preocupaciones.


Sueños de libertad y sueños

Sueño con tener mi vida en el paraíso.
La gracia del señor no me incumbe.
Pero el árbol de la fruta prohibida
esta en mi jardín
Y pienso probarla.
Caminaré por los cielos
y lloraré al futuro y al pasado.
Y en el presente me mearé despacio
y querré cambiar para ser un descubridor
de continentes perdidos
Después bailare a la muerte una despedida
y a la vida le gritaré para despertarla
del sueño eterno.


Tiritando de calor

En una isla desierta
juego al solitario
mientras pesco un pez venenoso.
Un cocotero verde
me da el líquido dulce que necesito.
La isla esta infestada de cuevas
donde el oso duerme dentro.
El animal ataca a todo cuanto se mueve.
Yo tirito de calor,
y mi cuerpo
oye la devastación forestal
de mi propia inteligencia.
Inteligencia artística.
Inteligencia que un día será superada
por el niño inventor.
El calor le hará adivinar
quien destruyó el mundo
y quien lo colonizó.
Yo de mientras haré la vista gorda
cual cura putero
que pierde la calma y la compostura
por la lucha interna…
No obstante sin escrúpulos
y con el agua hasta el cuello.


EMPEÑO Y LIBERTAD - 2016